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Pasado, presente y futuro
del cooperativismo lechero en el Uruguay

Ing. Agr. Enrique Malcuori
Subgerente del Area de Relaciones Cooperativas de CONAPROLE


El cooperativismo lechero en el Uruguay

El cooperativismo lechero se genera y consolida en el Uruguay en condiciones muy especiales pero que guardan fuerte similitud con procesos que se desarrollan en todo América y el mundo.

A comienzos de este siglo los países y la sociedad en su conjunto comienzan a estar sometidos a cambios y presiones que desestabilizan sus viejas estructuras. La primer guerra mundial (1914-1919) será el preludio de la muerte de sistemas monárquicos y autoritarios, aparecen el comunismo y el socialismo como fuerzas nuevas. Comienzan a filtrarse sentimientos de nacionalismo en todos los países, en algunos, este sentimiento se desbordará motivando la segunda guerra mundial.

La crisis del 29 sacude todo el sistema económico cuyo crecimiento se creía ilimitado, el sueño del desarrollo basado en un capitalismo liberal sufre un quebranto, las potencias mundiales se debilitan, pierden control sobre sus colonias y países dependientes

Los que más sufren la crisis son los países subdesarrollados y en especial sus sectores productivos primarios. Costará mucho esfuerzo superar esa crisis de confianza y la sensación de abandono sufrida por algunos países.

En ese entorno, el cooperativismo surge como una defensa auténtica ante una situación de injusticia y perjuicio directo sufrido por empresas muchas de ellas extranjeras.

El cooperativismo como concepto combina ideas de independencia y solidaridad. Resulta la respuesta equilibrada entre la búsqueda de beneficios y un compromiso social.

El Estado apoya ese esfuerzo tendiendo a aliviar en parte la depresión que generaría un malestar social más grave. De hecho la creación de CONAPROLE tiene mucho de acuerdo social, se genera una estructura solidaria, una especie de new deal a la uruguaya.

Nace con la participación del Estado, por aprobación de una Ley especial, para abastecer de leche fluida a la ciudad de Montevideo. Se le otorga el monopolio contra posibles competencias externas. Por una parte asegura a su población ciudadana con leche pasterizada y por otra parte satisface la preocupación de los productores que habían sufrido innumerables quebrantos económicos.

Es el resultado de un anhelo del país, su propio nombre lo recoge al incluir la palabra nacional.

El sistema funciona en base a un acuerdo en donde en cierta medida la oferta de los productores (administrada por el Estado) domina sobre la demanda. Hay básicamente una demanda insatisfecha con períodos de escasez que fortalecen más ese posicionamiento.

Con el transcurso de los años este control por parte de la oferta comienza a desaparecer y en determinado momento la capacidad negociadora de los productores comienza a perder terreno ante las exigencias de la demanda y los intereses económicos del gobierno. Este proceso de ruptura está marcado claramente a partir de la intervención de la Cooperativa en el año 1968.

A partir de ese momento es el Estado quien define los precios en forma directa, los productores pierden el protagonismo y se produce el primer conflicto de intereses.

A partir de ese momento se comienza a asistir a una caída de precios continua, signada por los preciso internacionales como referencia más o menos directa. En este proceso se van aproximando los precios internos con el precio internacional en forma progresiva, proceso que se ajusta cada vez más en los últimos años.

Al recuperarse el control de la Cooperativa por parte de los productores se decide salir al mercado exterior, crecer para tener recursos genuinos no dependientes del mercado interno. Se trata de una apuesta al futuro, hacia un mercado más racional donde las ventajas comparativas del país sean reconocidas.

Este proceso involucra una reconversión tecnológica, inversión y la conciencia de que el sistema abarata el precio final de la leche porque nos enfrentamos a un mercado internacional fuertemente subsidiado.

El país a través de algunas medidas colabora con este esfuerzo interesado en apoyar sectores primarios agroindustriales. Las medidas son acuerdos bilaterales como el CAUFE y el PEC, reintegro a las exportaciones, etc.

Sin perjuicio de ello, gran parte de la sobrevivencia del sistema está apoyada en un mercado interno prácticamente saturado y con poca elasticidad.

La pérdida del monopolio mediante la ley de 1984, ley aprobada durante un periodo dictatorial, con falta de visión y dirigida claramente a favorecer a una empresa, deja a CONAPROLE en inferioridad de condiciones, pero como contrapartida le exige entrar en la pelea comercial y la diversificación.

Aparece la competencia por el mercado interno sin demasiado control. La creación de la Junta Nacional de la Leche pretende cubrir en cierta medida este control, pero carece de verdaderas potestades de control o sanción.

Lo mismo ocurre con el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca cuyos controles dejan mucho que desear. Falta una definición qué pretende el país en política lechera, si se va a ser exportador de lácteos, o sólo un mero vendedor de materia prima. El Estado se retira de la confrontación regional y mundial pero sigue cobrando sus impuestos.

Esto genera diferencias entre las distintas empresas en cuanto a requerimientos legales.

Aparece un fenómeno anormal a lo que sucede en resto del mundo, se crean pequeñas plantas, que son viables por evadir en forma directa o indirecta, aportes impositivos y legales.

Este proceso continúa aún en la actualidad cuando desde el propio Gobierno voceros plantean como prioridad atomizar más este sistema llevándolo a un caos y absoluta pérdida de competitividad internacional. En esa fragmentación quienes más se beneficiarán en el futuro serán las multinacionales. Esta postura se contradice con lo que ocurre en todo el mundo donde se asiste a fenómenos de concentración.


El sector lechero en el mundo

Mientras esto ocurría, los países europeos que salen de la segunda guerra mundial, destrozados y con temor al hambre, desarrollan políticas tendientes a producir alimentos y de protección a las importaciones. Este apoyo se tornó casi irracional generando excedentes que para ser exportadores requieren subsidios cada vez mayores.

Este proceso continúa aún produciéndose y si bien muchas veces el subsidio no aparece ligado directamente a la compra del producto, aparece como ayudas al productor o reintegros al exportador. La ronda Uruguay del GATT significa un llamado de alerta y hace reconocer a esos países la situación. Sin perjuicio de ello, los subsidios continúan y continuarán por mucho tiempo.

Países como los Estados Unidos y la Comunidad Económica Europea mantienen barreras arancelarias y o sistemas de cuotas para limitar la entrada de productos lácteos. La libertad comercial no sólo debe pregonarse, se debe practicar para que sea creíble. De momento en muchos sentidos estamos ante una declaración de buenas intenciones, donde el cielo es la promesa, pero el cura que predicando nos merece demasiada confianza.

Esta exportación de subsidios permitió que las empresas obtengan ganancias fabulosas en acuerdos con algunos gobiernos, lo que les permite consolidarse en los mercados mundiales como vendedores. Para tener una idea de lo que esto significa basta indicar que para el año 1996 los subsidios representaron U$S4.226 millones de los cuales U$S1894 millones correspondieron a reintegros a la exportación. No sólo tienen los subsidios, muchas veces tienen la fuerza política y el apoyo financiero para sus operaciones.

No por casualidad de las 30 empresas lácteas más importantes en el mundo 20 son europeas.

Los cambios que se están produciendo por países que entran en competencia ponen en duda el futuro de esos beneficios obtenidos de los subsidios y obliga a esas empresas multinacionales a mantener los mercados mediante la compra de leche más barata.

Se generan procesos de concentración de empresas, en Dinamarca, de las 1480 empresas lácteas que existían en 1955, quedaban sólo 48 en 1996.

Las multinacionales europeas comienzan a salir al mundo buscando áreas de producción de menor costo. No vienen a desarrollar nada en el sector productivo, sólo a apropiarse de lo que puedan tomar.

A todo esto, en Australia y Nueva Zelanda se genera un proceso marcado por la reducción de costos en la producción. Allí los cambios son más marcados obligados por el aislamiento geográfico y el cierre comercial que les establece Europa. La necesidad de sobrevivir genera tecnologías de bajo costo de producción de materia prima y alta eficiencia industrial. Por otra parte, esos países basan su estructura en sistemas cooperativos con características especiales y se defienden fuertemente de la injerencia de empresas multinacionales, las conocen, fueron las que crearon las barreras en Europa cortándoles sus mercados, fueron sus enemigos antes en el mercado internacional apoyados en los subsidios y siguen siéndolo ahora.

Ante los cambios del mundo comienzan a instalarse también en distintos sitios para reconvertir su materia prima en productos lo más diversificado posible e introducir sus marcas y calidad.


La creación del MERCOSUR

La enorme presión creada por los bloques económicos obliga a que los países se integren para luchar agrupados. Bajo ese marco nace el MERCOSUR una especie de preludio hacia una integración americana.

La creación del MERCOSUR consolida una estructura regional pero es un sistema abierto a otros países o esquemas de integración y no un bloque regional creado para la protección de las economías de sus miembros.

El MERCOSUR genera, por su tamaño y su estabilidad un ámbito favorable a la implantación de las multinacionales y en ese proceso se instalan dentro del mismo.

El ingreso desde el exterior se les complicaría demasiado, no tienen alternativa si desean mantenerse en esos mercados.

Uruguay hoy está integrado dentro del MERCOSUR, ingresa al acuerdo forzado por una realidad que marcan Argentina y Brasil, con pocas fuerzas y con compromisos mutuos de no participar en el apoyo a alternativas que no sean viables por sí mismas.

Uruguay no resulta demasiado atractivo a la inversión, se trata de un país con escaso mercado, en lácteos importa su producción y no tanto su industria, el interés de las grandes multinacionales está en los mercados y es hacia allí donde se concentra la inversión.

En lo inmediato ya se han instalado en el MERCOSUR y resto de América empresas multinacionales que incluso han sido recibidas con apoyo por los estados y la sociedad. Estas empresas cotizan en la bolsa y obtienen recursos de esos países para seguir creciendo aunque muchos de sus intereses no sean necesariamente los de sus productores y ciudadanos. En sus casas matrices siguen funcionando con subsidios, triangulando productos y controlando el mercado mundial.

Hay una crisis del sistema cooperativo, generada por indefiniciones internas, limitantes dentro del propio marco legal y falta de definiciones dentro del nuevo tiempo que se está viviendo.

Así, a manera de ejemplo, no existe en estos países la figura de cooperativas asociativas, sistema que funciona en países anglosajones y europeos.

Algunas cooperativas de la región han debido transformarse en sociedades anónimas, por falta de alternativas. El Estado uruguayo apunta hacia allí, así lo manifestó en algún momento una autoridad nacional.

Lo más grave es que no sólo no se cree en los valores de solidaridad y apoyo desde la base primaria de producción, sino que se apuesta a su destrucción.

Los países pierden su identidad, sus valores morales y en cierta medida su razón de ser. Se promueven ideas que quienes las promueven no las aplican. A nivel de algunos representantes del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca se escuchan declaraciones que no tienen nada que ver con los intereses del país e incluso lo comprometen, en contradicción con autoridades electas y representantes, hay una especie de desobediencia manifiesta, sin llamados al orden. Esos mismos asesores del Estado tienen consultoras privadas aprovechando las ventajas de su posición y ante el amparo económico de ser empleados del Estado.

Los gobiernos pierden poder y control, son meros administradores de papel, sin control sobre las políticas objetivas que determinan el futuro las empresas o de su propia gente.


Situación actual en el mundo

-Fuerte concentración empresaria, los procesos industriales se realizan cada vez en estructuras más grandes y sofisticadas con menor ocupación de mano de obra.

-Operaciones comerciales diseminadas por todo el mundo a través de asociaciones u operaciones conjuntas.

-Dominio de la demanda sobre la producción, el sistema comercial y el marketing afectarán la capacidad negociadora de los productores.

-Fuerte segmentación del mercado.

-Alejamiento de los productores de la capacidad de decisión. Reducción del precio percibido.

-La capacidad negociadora de los productores va a estar asociada al volumen de leche y calidad que puedan ofrecer. En función de esa capacidad negociadora si se mantienen integrados a una Cooperativa podrán percibir un precio diferencial.

Las cooperativas constituyen en su base una estructura económica con fines más allá del corto plazo, más allá del interés circunstancial y del mercado. Una verdadera cooperativa involucra en su esencia el relacionamiento de intereses. Se trata de estructuras de fuerte contenido social donde se apuesta a la solidaridad en las buenas y en las malas.

El proceso de despersonalización a que nos vemos sometidos a través de los medios masivos, la ilusión de que se puede ser más listo que los demás y el planteo de que la economía de por sí soluciona todo, es una falacia demasiado peligrosa. En la práctica se genera una serie de estructuras monopólicas que tienden a acercarse a sistemas de colonialismo cultural, financiero y comercial.

Cada vez se trabaja más a través de macro estructuras que condicionan la capacidad personal de cada uno de nosotros. Nuestra capacidad individual de decisión se restringe porque el mercado se concentra cada vez más en menos manos.

El futuro de las cooperativas pasa necesariamente por una apuesta en donde los intereses individuales se continúen respetando y se asocien en forma directa.

Todos deben apostar a ganar en el proceso, el control no sólo debe estar a nivel de los productores. Sino que en cierta medida debe estar ligado a la sociedad, para un país un sistema cooperativo es también una base social con la cual emprender acciones conjuntas.


Los nuevos desafíos

Globalización

El primer aspecto el relativo a la globalización determina que en el mediano y largo plazo las estructuras comerciales estarán integradas en un mercado único. Dentro de ese mercado aquellas empresas mejor posicionadas y más distribuidas podrán tener una capacidad negociadora que les permita actuar con mayor flexibilidad.

Competitividad

La competitividad se puede definir como el valor que una empresa puede crear para sus clientes lo que le otorga una afinidad con sus clientes.

Ese valor surge como consecuencia de actividades interrelacionadas entre la empresa, los proveeodores y sus clientes.

Los cambios producidos y por producirse requieren sin lugar a dudas el desarrollo de estructuras flexibles, rápidas con gran capacidad en las decisiones empresariales.

Resulta evidente que se deberá modificar la organización tradicional de las empresas, creándose sistemas complejos de cooperación basados en la mayor flexibilidad de las especializaciones lo que permite aprovechar al máximo las ventajas de la división del trabajo.

En ese entorno el futuro de las cooperativas requiere sin lugar a dudas el desarrollo de un trabajo de especialización por áreas y costos.

Debemos ser conscientes que en sus mercados de origen, las multinacionales no son muy competitivas en lo referente a captación de materias primas, si lo son a nivel industrial y comercial.

En ese sentido, el relacionamiento en la captación de materia prima es el principal elemento de fortaleza de las empresas y cooperativas locales y es contra ese relacionamiento que tienden a atacar esas empresas. Se busca negociar con individuos restándoles fuerza futura a la capacidad negociadora.

El sistema cooperativo uruguayo tiene integrado todo el proceso, desde la captación hasta la comercialización, eso les otorga una ventaja comparativa.

Las multinacionales operan en forma diferente a como lo hacen en sus centros de origen. Algunas de ellas optan por realizar alianzas con empresas locales, lo que permite a éstas acceder a tecnología, mercado, marcas y formas de comercialización.


El futuro

El futuro de las cooperativas requiere por una parte cambios legales que amparen estos sistemas manteniendo como principal objetivo el protagonismo de los productores en las decisiones. Si se destruye esa participación que brindan las cooperativas, el productor y su capacidad negociadora individual desaparecen.

Esa necesaria flexibilización de las cooperativas requiere modificaciones que acerquen a los cooperarios una mayor participación de acuerdo a su esfuerzo productivo.

En la práctica, muchos de los cooperarios no se sienten dueños de la cooperativa, la propiedad debe ser real, deber ser el riesgo, el control y por supuesto el beneficio, esto es esencial en cualquier empresa.

La cooperativa debe brindar beneficios económicos, en el corto, mediano o eventualmente largo plazo.

Pretender contemplar aspectos estrictamente sociales que corresponden básicamente al Estado no puede ser la función esencial de una cooperativa.

Las cooperativas deben ser estructuras económicas, los países deben valorarlas porque en esencia constituyen una base social del propio país.

Un país sin base económica propia, sin la participación de sus individuos pierde toda la razón de ser.

Las cooperativas deben ser estructuras que hasta donde puedan aporten servicios, confianza e identidad a sus socios, sentirse individuos en un mundo que cada vez más despersonaliza decisiones.

Para el Estado el sistema cooperativo ha sido siempre un aliado que ha trabajado por el bien del país y su gente. La corrupción y la inmoralidad pueden vender todo, el país, su gente y cualquier principio.

Las cooperativas resultan estructuras muy vulnerables ante competencias desleales, no manejan cajas negras ni pagos fuera del sistema, por eso el control del Estado en situaciones de este tipo es esencial. Si el Estado no controla la responsabilidad legal del sistema, la competencia no es real, es una ficción en donde el más inmoral y corrupto gana y no precisamente para el beneficio de los ciudadanos de un país.

En la situación de competencia que se avecina cada vez debe trabajarse con mayor transparencia en lo referente a costos, es probable que se deban definir pagos por utilidad luego de realizados los negocios, más que prefijar un precio de antemano.

Se requiere que cada segmento de las operaciones que realizan las cooperativas logren una mayor especialización por áreas con el más bajo costo administrativo, alta eficiencia productiva y competitividad.

La selección del personal deben hacerse con criterios técnicos y no políticos, en ese sentido cada vez más las gerencias deberán tener potestades para seleccionar al personal.

El sistema de gerencias debe profesionalizarse y probablemente deba contratarse contra resultados concretos y bajo el control de auditores y del Directorio de la Cooperativa.

Todo esto compone el aporte de quien venido del trabajo de campo junto al productor hoy debe enfrentar una realidad empresarial y administrativa que muchas veces sentimos que no se acompasa con la velocidad y profundidad de los cambios que las circunstancias mundiales de la economía nos reclaman. Espero que mi aporte al seminario desde una óptica diferente sirva para enriquecer los planteos para esta jornada de trabajo.




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