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La participación en las cooperativas agrarias

Lic. César Basañes*


No hay cooperativa donde no se discuta la necesidad de aumentar y mejorar la participación del socio. Sin embargo es necesario que la apelación a favor del compromiso y la solidaridad, sea complementada con un análisis crítico de aquellos elementos que están hoy reclamando nuevos o renovados criterios de participación.

En nuestro país, así como en todos aquellos que cuentan con un cooperativismo agropecuario maduro, se ha ido perdiendo el sentido de pertenencia de la mayoría de los socios. Esto generalmente obedece a dos elementos:

  • Crecimiento del tamaño medio de las cooperativas, con lo que el socio percibe a su organización cada vez más alejada de su radio de influencia.

  • Renovación generacional. Los actuales socios son los hijos de y los nietos de los fundadores.

Frente a ello parece necesario discutir todos aquellos elementos vinculados a la participación, procurando la existencia de reglas de juego que permitan al productor tener absolutamente claro para qué le sirve su cooperativa, y que obigaciones esto implica. Derechos y obigaciones que no tiene por qué ser los mismos de cooperativa en cooperativa, ni siquiera dentro de una misma cooperativa. Abordaremos la discusión de estos temas alrededor de cuatro ejes:

1. Participación y Escala

En el marco de las tendencias hacia una mayor escala, y de pérdida de autonomía de las cooperativas locales hoy se requieren mecanismos de participación adecuados, en particular la creación de instancias intermedias con un criterio geográfico.

En dicho sentido ya se hizo mención a los Centros de Participación Cooperativa en la experiencia de Agricultores Federados Argentinos y a las comisiones internas de las cooperativas mixtas estadounidenses.Ambos modelos buscan generar una instancia de participación intermedia entre el productor y la gran cooperativa, de modo de garantizar condiciones adecuadas de participación.

Esta instancia intermedia además requiere la organización de la información también en forma descentralizada, de manera que el productor tenga elementos para evaluar la gestión de us cooperativa en el radio de acción específico.

En paralelo con la tendencia de crear instancias intermedias de participación con criterio geográfico están las propuestas de votaciones abiertas, con listas y programas.

En todas las experiencias de grandes fusiones cooperativas en Estados Unidos, los dos temas principales han sido capital y participación. En todos los casos se subdivide geográficamente la zona de influencia, procurando que todas las subdivisiones sean equivalentes en número de socios y en volumen entregado. Incluso hay oficinas permanentes que revisan esta representatividad y van variando los radios de acción, de manera de lograr una representación equilibrada a lo largo del tiempo.

En paralelo con esta tendencia de creación de instancias intermedias de participación con criterio geográfico están las propuestas de votaciones abiertas, con listas y programas, tal como plantea Roberto Rodríguez, un cooperativista del agro brasileño que hoy preside la Alianza Cooperativa Internacional. De esta manera se buscaría suplantar, al menos parcialmente, los mecanismos de Asambleas por mecanismos de votación por urna, con listas de candidatos que presenten distintos programas de gobierno para la cooperativa, en forma similar a las modalidades propias de una elección político-partidaria.

Finalmente, cabe señalar que las tendencias hacia el aumento de escala y hacia una mayor integración vertical alejan cada vez más al productor de la problemática propia de la cooperativa. Difícilmente un productor, que debe hacerse cargo de su empresa rural, esté en condiciones de realizar la gestión de las grandes cooperativas. Esto lleva a una creciente profesionalización en la toma de las decisiones. Al respecto, parece razonable poner el eje de la capacitación al socio en los problemas de control de gestión, más que específicamente en la gestión empresaria de la cooperativa.

2.-Participación y nuevas formas de coordinación

De acuerdo a muchos observadores, en los mercados agroalimentarios estarían retrocediendo los mercados abiertos frente a las formas de coordinación privada. Esto es, se están imponiendo los contratos de mediano y largo plazo entre el productor y la industria procesadora, a los efectos de garantizar condiciones de calidad, rapidez de respuesta frente a las necesidades del consumidor, reducción de stocks y por lo tanto de costos financieros, etc.

El cooperativismo agropecuario, en especial en nuestro país, ha sido especialmente importante en donde funcionan mercados abiertos. Las cooperativas son, en general, empresas testigos en mercados de commodities.

En este marco predomina una relación bastante laxa entre el socio y su cooperativa. Cualquier productor puede asociarse y desasociarse de la cooperativa con relativa facilidad. En general, aún cuando formalmente el productor tenga la obligación de entregar su producción, esto es poco exigido.

Al retroceder los mercados abiertos necesariamente deben rediscutirse la articulación entre el productor y su cooperativa. No apelando a lealtades históricas, sino como una necesidad que imponen las nuevas modalidades de los agronegocios.

Por ello es que hoy están en debate temas como la relación contractual entre la cooperativa y el socio, las obligaciones estatutarias, los problemas de calidad, etc. La tendencia, en la medida de que el mercado así lo exija, parece ser de una menor autonomía del productor respecto a su cooperativa. Quien no pueda articular compromisos de largo plazo probablemente se vea marginado a los mercados de menor valor.

Al respecto vale subrayar que las cuotas sociales con derecho de entrega que se comentaban en el caso de las cooperativas de nueva generación también implican obligación de entrega.

3.- Participación y diferenciación de negocios

No todos los socios de una cooperativa están interesados en los mismos negocios ni persiguen los mismos objetivos en una cooperativa. Razón por la cual han empezado a aparecer derechos, obligaciones y mecanismos de participación diferenciados para los distintos grupos de productores de una cooperativa.

Harvest States es una cooperativa ocn miles de socios a lo ancho de todo el norte de los Estados Unidos. En 1997 decidió realizar inversiones en la actividad molinera, para lo cual invitó a los productores interesados en participar en el negocio. Para esto organizó una nueva unidad de negocios dentro de la misma cooperativa (como una sección), con los criterios de las cooperativas de nueva generación.

Los socios interesados pudieron comprar cuotas sociales con derechos de entrega de trigo a esa nueva unidad. Dichos derechos son trasnferibles a precio de mercado y dan derecho a los excedentes repartibles generados en la nueva unidad de negocios (en forma proporcional al capital aportado que a su vez es proporcional a la entrega).

Los productores que se sumaron a la propuesta, fueron una minoría respecto al total de los socios. Ellos tienen diferentes derechos (participación en los excedentes de la nueva unidad) y obligaciones (entrega del producto comprometido) que el conjunto de los socios. También tienen mecanismos de participación propios: una comisión que realiza el seguimiento específico de esta unidad de negocios, elegida por los socios participantes.

Parecido es el debate que hoy se ha planteado hacia el interior de las cooperativas dinamarquesas, donde hay grupos de productores interesados en nuevos negocios, como son las carnes ecológicas. Estos grupos requieren de un tratamiento específico y diferenciado. Hay una tensión, a resolver y compatibilizar, entre los mecanismos de representación de base geográfica y los funcionales o por producto.

Otro ejemplo es COTRIMAIO (Cooperativa Agro-Pecuaria Alto Uruguai Ltda), una importante cooperativa granaria de Rio Grande do Sul, Brasil. Muchos de sus socios más pequeños requerían nuevos canales de comercialización para productos más apropiados a su escala que aquellos que habitualmente trabaja la cooperativa (trigo, maíz, soja).

Frente a ello, a los efectos de crear mecanismos de bajo riesgo para el productor y la cooperativa, organizó diferentes Planes Programados de Producción (PPP), que implicaban derechos, obligaciones y mecanismos de participación específicos para cada grupo de productores. Cada PPP suponía:

  • Identificación por parte de la cooperativa de un mercado de interés.

  • Análisis de la viabilidad del emprendimiento.

  • Distribución del volumen del mercado identificado entre los socios interesados.

  • A cada productor se le asignaba un compromiso pequeño a los efectos de reducir riesgos.

  • El productor tenía la obligación de entregar el volumen comprometido, y no más.

  • Se creaba una comisión integrada por productores de la actividad para el seguimiento y control.

  • La sección era capitalizada por los productores participantes.

  • Se distribuían los excedentes en forma seccional.

  • La ampliación de la cantidad de productores, o del volumen entregado por productor, estaba supeditado al desarrollo ulterior del mercado.

4.- Participación y poder político

"Un miembro un voto" es uno de los más tradicionales principios del cooperativismo, y de hecho en el mundo es la práctica habitual en la mayor parte de estas organizaciones a nivel de las cooperativas de primer grado.

Sin embargo, en la experiencia internacional se encuentran casos donde los socios están prefiriendo modalidades que permitan alguna proporcionalidad entre el uso y el voto.

Las razones de dicha elección son variadas, pero quizás la principal es que se procura jerarquizar en mayor medida el carácter de usuario que tiene el socio de una cooperativa. El razonamiento sería: si aporto recursos sustanciales a la cooperativa y uso de sus servicios en forma intensiva, no estoy dispuesto a que socios que han realizado sólo un aporte simbólico, y que usan en forma muy marginal la cooperativa, terminen teniendo el control. Frente a ello las estrategias son variadas, desde limpiar padrones con socios inactivos pero que conservan sus derechos políticos, hasta restringir el ingreso de productores que no realizan un aporte mínimo y una entrega mínima de producción. O dar mayor cantidad de votos a quienes usan en mayor medida los servicios de la cooperativa.

De acuerdo a una encuesta realizada en 1995 por el Service Cooperative del Departamento de Agricultura de los EE.UU., de 1340 cooperativas que respondieron la encuesta, el 7 % contaban con voto proporcional.

Si del total se toman sólo las cooperativas encuestadas que se encuentran en Estados donde es permitido el voto proporcional a nivel de las cooperativas de primer grado, el porcentaje de los que optan por este sistema se eleva al 20 %.

Se destacan los Estados de Illinois -donde las regulaciones del capital exigen a algunos tipos de cooperativas esta proporcionalidad-, California, Oregon, Massachusetts y Florida.

Finalmente, la opinión del Departamento de Agricultura es que "no existe ningún argumento lógico para impedir que una cooperativa decida a través del criterio de un miembro un voto, cambiar al criterio de proporcionalidad de votos".

De todas maneras, en aquellas cooperativas donde su estatuto permite la existencia de votos múltiples, estos tienen límites que procuran la preservación de la concepción democrática de la organización. Es el mecanismo para evitar que las decisiones de la cooperativa no terminen sesgándose en beneficio de una minoría, y perdiendo de vista sus objetivos iniciales.

Incluso, hay cooperativas donde rige el principio de un hombre y un voto y además los socios tienen límites máximos para operar con la cooperativa, entendiendo que aunque tenga un voto el socio puede tener dmasiado poder de decisión si su entrega es decisiva para el desarrollo económico de la cooperativa.

En la experiencia europea seis países permiten en su legislación el voto proporcional: Bélgica, Alemania, Francia, Luxemburgo, Holanda, Austria, Suiza y Gran Bretaña. Estos países representan más del 70 % de las ventas de las cooperativas agropecuarias europeas.

Las restricciones sobre la cantidad de votos varía de acuerdo a la experiencia que se analice. En el caso belga, no existe una restricción general a la cantidad de votos. En realidad la legislación es sumamente flexible. Sin embargo, indirectamente hay una restricción si dichos votos están asociados al capital aportado, ya que ningún socio puede ser titular de más del 10 % del capital.

En el caso de Alemania, la legislación permite hasta tres votos por socio, en forma proporcional al uso que hace de la cooperativa. De todas maneras, la gran mayoría de las cooperativas alemanas conservan el principio de un miembro un voto, en la forma tradicional. No así es el caso francés, donde el marco legal es sumamente flexible, y donde se encuentra la mayor variedad de experiencias.

Finalmente, en el caso de Holanda y Gran Bretaña, dos países de profundas raíces cooperativistas en el sector rural, se permite el voto múltiple. En el caso de Holanda limitado a un máximo de cuatro votos por miembro, y en el caso de Gran Bretaña se limita la participación en el total de los votos.

Consideraciones Finales

Como se decía en las primeras líneas, mejorar la participación del productor en su organización cooperativa requiere mucho más que apelar a la solidaridad y compromiso. Tampoco alcanza con intensificar las tareas de capacitación sobre identidad, principios y valores cooperativos.

Es necesario repensar los mecanismos de participación a partir del incremento en las escalas promedio de nuestras cooperativas, los cambios en la articulación de los distintos eslabones de la cadena de valor y la diferenciación de los intereses de los productores. En este debate, que cruza a todo el cooperativismo del mundo, está presente un replanteo profundo sobre el rol que deben jugar las cooperativas de acuerdo a las nuevas necesidades y desafíos que enfrenta el productor agropecuario.

 

*Del ensayo "Nuevas Estrategias de las Cooperativas Agropecuarias, algunos ejes para el debate"; ponencia efectuada en las Jornadas Conmemorativas del Primer Congreso de la Cooperación; publicada en "Nueva Visión del Cooperativismo Argentino", CGCyM, agosto de 1999; reproducida por Revista Indicadores Agropecuarios - CONINAGRO N° 95.


 




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