27 de Octubre de 2010

Pero en esta nueva etapa de desarrollo del peronismo y de la Argentina, el Destino, la Providencia, Dios, como quiera llamárselo, irrumpió, tal como había irrumpido aquel 26 de Julio de 1952.

El 27 de Octubre de 2010, lo imprevisible desde los seres humanos ocurrió: Néstor se fue sorpresivamente de este mundo.

Sabiendo Néstor que estaba con graves problemas de salud no dejó un instante de militar para sostener al gobierno de su compañera Cristina; tal como Evita lo había hecho para sostener al de su jefe amado el General Perón.



Sin medir riesgos, Néstor entregó su vida por la grandeza de la Argentina y la felicidad de su pueblo. Y el  pueblo entonces, ante lo real, lo concreto de lo irreparable, se hizo presente masivamente en forma libre y espontánea en la Plaza de Mayo y en la Casa Rosada para darle su adiós dolorido y expresar su testimonio. Y entonces se produjo el milagro. Muchos de los que antes dudaban, ahora creyeron.

Porque dudas en el pueblo las había. Si no hubiera sido así, la elección legislativa del 2009 hubiera dado un mejor resultado para Néstor. Aquellos que habían dudado sobre su verdadero compromiso con la justicia social, sobre todo las viejas generaciones, comprendieron que “desde Perón y Evita, fue el primero que hizo algo por los pobres y los trabajadores”, tal como lo sintetizó la CGT en su comunicado; y los que habían dudado sobre su verdadero compromiso con los derechos humanos, sobre todo las nuevas generaciones, comprendieron que había sido coherente entre su decir y su hacer, que “no había sido un careta”, para decirlo en el lenguaje actual de los jóvenes.



Néstor con Perón y Evita: el pueblo con Cristina.

 
 
 
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