Adoctrinar es gobernar y predicar




El ejercicio de la Presidencia de la Nación a la que accedió por el voto del pueblo el 24 de febrero de 1946, obligó a Perón a generar cotidianamente respuestas integradoras, equilibradas y permanentes de los intereses contrapuestos y complementarios del capital, del trabajo y del estado. Del mismo modo se vio obligado de dar explicaciones coherentes sobre cada una de las acciones que realizaba.

Así en sus discursos y conferencias cotidianas que acompañaban cada uno de sus actos de gobierno, Perón fue dando forma, progresivamente, a sus teorías sobre el rol del “gobierno”, del “estado” y del “pueblo organizado” en la conformación de la nación; a la que él avizoró como una “comunidad organizada” con “soberanía política”, “independencia económica” y “justicia social”, en la cual, el esfuerzo por conseguir la “grandeza de la nación” debía ser inseparable del esfuerzo por lograr la “felicidad del pueblo”.



En este contexto de gobierno y prédica permanente, Perón se dedicó a lo que él definió como algo fundamental: “adoctrinar”; entendiendo esto como la difusión de “un conjunto sintético de principios de fácil exposición” destinados a “inculcarse al pueblo”. Es decir, principios que deben formularse como expresión racional pero que, además, deben llegar al alma, al sentimiento, a la emoción del destinatario, de tal manera que sean también, a partir de cierto momento, un “acto de fe” para el que los comparte. Por ejemplo, La Marcha Peronista es un emergente de este proceso.




La Doctrina se inculca como un acto de fe.



En ese proceso de gobierno y prédica, el 17 de Octubre de 1950 Perón leyó ante el pueblo reunido en la Plaza de Mayo, lo que él denominó: “Las 20 Verdades del Peronismo”, en este caso una síntesis de la “doctrina”.




Las 20 Verdades del Justicialismo.

“Para acceder a texto completo de las 20 Verdades del Justicialismo, ir a Biblioteca CLASE 2.”.

 
 
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