Desde el 2003 Néstor y Cristina Kirchner


Y la cuarta es que el deseo y la esperanza de Perón se ha cumplido finalmente porque, desde el 2003, con el liderazgo de Nestor y Cristina Kirchner el peronismo ha vuelto a posicionarse como el núcleo político que articula el frente nacional y popular que -aliado a sectores progresistas- viene dandobatalla para que la Argentina crezca en forma continuada, al mismo tiempo en que recupera autonomía en el marco de la globalización y mejora la distribución interna de su riqueza. Un ejemplo de lo que significa esto lo expresó con claridad Néstor Kirchner al hablar en el acto en homenaje a Evita el 26 de Julio de 2010.




Frente nacional y Popular.

De este mensaje de Néstor surge que la Argentina industrial con integración social que fuera pensada y organizada por Perón desde adentro hacia afuera y que nos fuera arrebatada en 1976 por la dictadura, está aún en la memoria colectiva de amplios sectores del pueblo argentino y es añorada por las generaciones que pudieron disfrutarla y a la distancia revalorarla; y que esa Argentina es hoy un paradigma histórico de referencia para el proyecto de reconstrucción nacional que desde el 2003 han asumido los gobiernos de Nestor y Cristina Kirchner; proyecto que está nuevamente pensado y organizado desde adentro hacia afuera y recoge el mandato de regeneración de la voluntad nacional de poder que dejó como sustrato implícito la rebelión popular del 19 y 20 de Diciembre de 2001.

En este sentido hay que tener en cuenta que esa Argentina industrial con un fuerte mercado interno y una extendida clase media que construyó Perón logró sobrevivir al intento de destrucción que encaró la dictadura que asaltó el poder constitucional en 1955; por ello, pese a la proscripción de Perón y del peronismo y la inestabilidad institucional que esto produjo durante 18 años, el modelo económico y social dejado por Perón continuó dando frutos positivos para el bienestar de los argentinos hasta su regreso a la Patria y al gobierno en 1973. Pero esa Argentina que dejó funcionando Perón al momento de su fallecimiento en 1974 no logró sobrevivir al nuevo plan de destrucción del poder nacional que encaró la nueva dictadura que asaltó el poder constitucional en 1976. Esto ocurrió porque –extinguido el liderazgo de Perón- entró en crisis el frente nacional y popular; y la dictadura aprovechó esta situación de vacío político para neutralizar cualquier intento de resistencia popular, aplicando para ello un método represivo nuevo: el terrorismo de estado. Se crearon de esta manera las condiciones políticas que permitieron imponer por la fuerza un plan estructural y sistemático destinado a desindustrializar y a desintegrar socialmente a la Argentina con el objetivo de destruir su autonomía.

¿Para qué?

Para volver a insertarla como mera exportadora de materias primas en la división internacional del trabajo; y convertirla en receptora de capitales especulativos provenientes del sistema financiero especulativo global que empezaba a pergeñarse por entonces desde la Trilateral Comission; la logia que fundó en 1973 el banquero David Rockefeller al efecto de articular a las elites controlantes del poder en Estados Unidos, Europa Occidental y Japón en un plan común de dominio mundial.
 

Este análisis histórico que diferencia sustancialmente lo que ocurrió con el modelo económico y social después de 1955 y después de 1976, fue expuesto con claridad por Cristina Kirchner el 14 de  septiembre del 2010 en el Luna Park, al dirigirse a los jóvenes allí reunidos; y no lo hizo en su “carácter de presidenta de la nación”, sino como la “militante peronista de toda mi vida, mi mayor orgullo”, como lo aclaró. Ese acto había sido convocado con el lema: “Néstor le habla a La Juventud. La Juventud le habla a Néstor”, con Kirchner caracterizado como “ElEternauta”; pero en esa oportunidad él no pudo hablar porque estaba aún convaleciente de una reciente operación cardiaca.




Terrorismo de estado para destruir la Argentina que nos dejó Perón.

Así fue que, con la acción terrorista que emprendieron los grupos de tareas contra la dirigencia y la militancia política y social; y la acción desarticuladora de la industria nacional y del tejido social que realizó el ministro de economía e ideólogo de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, se demolió el modelo nacional y popular de desarrollo; para poner en marcha un ciclo económico y social de matriz neoliberal que se caracterizó por el predominio de lo financiero sobre lo productivo, de la importación de bienes industriales sobre la producción interna de los mismos, de los derechos del capital sobre los derechos del trabajo, y del mercado sobre la regulación del estado.

Lamentablemente, este ciclo neoliberal se prolongó también bajo los gobiernos constitucionales que se iniciaron en 1983, hasta que finalmente entró en crisis en el 2001. Su estallido fue traumático. Terminó con alta desocupación y marginación social, deuda externa impagable, fuga masiva de capitales, corralito financiero, represión y estado de sitio; generando como respuesta la rebelión popular del 19 y 20 de Diciembre que puso fin, en forma anticipada, dentro del orden constitucional, al gobierno del presidente Fernando De la Rúa.

Esa Argentina que estalló en el 2001 había sido pensada y organizada desde afuera hacia adentro, por eso terminó satelizada y endeudada, reducida a mera exportadora de materias primas, y socialmente desintegrada. Los cimientos los había puesto la elite cívico-militar que usurpó el poder constitucional entre 1976 y 1983.

 
 
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